Toda la naciĆ³n  lo miraba con respeto y admiraciĆ³n, era un hombre grande y destacado, sus palabras eran vistas como Ćŗnicas y dignas de seguir al pie de la letra, el mismo Rey de su naciĆ³n  lo habĆ­a puesto muy en alto y no habĆ­a hombre valiente y determinado como Ć©l,  su lema en el campo de batalla era: “No existe un mĆ”s grande enemigo, que el menor  de los temores que uno mismo se crea”.
Batallas enfrentadas y peleadas, conquistas aseguradas  con grande ventaja, y por si esto fuera poco el  mismo poderoso ejĆ©rcito de Israel habĆ­a sido derrotado gracias a sus excelentes estrategias  militares .Comandando  un gran ejercito de  valerosos  guerreros, no podĆ­a hacerle falta nada mĆ”s; sin embargo  bajo ese imponente traje de general llevando un escudo de bronce que no permitirĆ­a el hiriente  filo enemigo y  preparado para pelear cualquier batalla sin obstĆ”culo, ni  peros se escondĆ­a un grave problema: El general del gran ejĆ©rcito sirio  escondĆ­a bajo su armadura la terrible enfermedad de la lepra.
La lepra era una enfermedad muy conocida en ese tiempo, y  que llenaba de llagas la piel del infectado, quien cargaba con el dolor y la vergĆ¼enza por estar infectado, no se conocĆ­a en ese tiempo antĆ­doto efectivo y seguro para contrarrestar el avance pronto de dicho contagio, y solo un milagro evitarĆ­a que el afectado muriera, mĆ”s por el abandono, el desprecio  y la soledad que por el mismo sufrimiento  de la enfermedad.
En la Biblia encontramos este relato en 2Āŗ.Reyes 5:1-27, en donde este general de nombre  NaamĆ”n por alguna razĆ³n se habĆ­a contagiado de la enfermedad, y  es  recordado a lo largo de este acontecimiento bĆ­blico histĆ³rico  como aquel gran general, que tenĆ­a que llevar bajo su armadura de general  oculta su lepra, enfermedad mortal y vergonzosa que lo excluirĆ­a de todo contacto con la sociedad, y  quien de un momento a otro ya no podrĆ­a continuar en su cargo porque se harĆ­a manifiesta en casi todo su cuerpo, si no encontraba pronto una manera de quedar libre de ella.
El pecado es similar a la lepra, tenemos que cargar con este  terrible mal que llevamos dentro de nosotros todo el tiempo y   que en casi todos los casos, lo llevamos oculto.
Nadie puede mirar la raĆ­z de amargura generada en el corazĆ³n de un hombre o de una mujer quienes han sido daƱados en alguna  etapa de su vida, nadie puede apreciar la soledad de un corazĆ³n que por mucho tiempo ha sufrido los  desprecios, estigmas y afrentas de sus seres queridos, ninguno puede mirar los pensamientos de un criminal quien se prepara para llevar a cabo un acto en el que se derramara  sangre, nadie puede ver que los designios de todos los seres humanos son continuamente el pensar hacer el mal (GĆ©nesis 6:5), solo los ojos de Dios los cuales se mantienen todo el tiempo  observando el  pensamiento del hombre aun cuando este  sea bueno o malo , y  cuando se oculta del ojo de los demĆ”s.
¿QuĆ© amargura ocultas bajo tus elegantes ropas?, ¿QuĆ© aroma te acompaƱarĆ”  en este dĆ­a para ocultar la  soledad  de tu corazĆ³n? ¿TendrĆ”s este dĆ­a alguna sonrisa que engaƱarĆ” a mĆ”s de alguno quien no podrĆ” ver las heridas de tu corazĆ³n?¿Estas enfermo de tu alma y necesitas ser sanado?, NaamĆ”n acudiĆ³ a la pronta ayuda de Dios, quien en su misericordia infinita  le sanĆ³ de su vergonzosa enfermedad, y Ɖl puede este dĆ­a  sanar la tuya.
Acude a la Gracia Infinita de nuestro Dios, quien tendrĆ” en todo momento la medicina precisa a  tu mal, no importa donde hayas sido infectado o por quienes, Dios quien es el Ćŗnico que conoce perfectamente “La enfermedad que llevas oculta”.

“No podrĆ”s por mucho tiempo, ocultar la enfermedad que en tu corazĆ³n llevas de aquĆ­ para allĆ”,
No te has dado cuenta que cada minuto que pasa  se estĆ” alimentando de Ć©l,
 Y cuando menos lo pienses, serĆ” mĆ”s grande la enfermedad que cargas contigo  que el corazĆ³n que antes  tenĆ­as”.
                                                                                                                                                Daniel F.

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